Dar una buena imagen es muy importante, lucir una sonrisa bonita puede mejorar mucho nuestra autoestima. Por eso, corregir los pequeños defectos de nuestra dentadura es algo importante.
Las carillas dentales son unas fundas que se colocan sobre los dientes para mejorar su apariencia. Es uno de los tratamientos de odontología estética más habituales. Antes de llevarlo a cabo hay que realizar un estudio de la boca del paciente en el que se analizan las piezas dentales, su tono, tamaño, brillo y curvatura. Se trata de lograr que las carillas sean lo más naturales posibles. Hoy en día suele hacerse a través de una simulación virtual en 3D que permita realizar un diseño personalizado de las carillas.
En función de las necesidades del paciente puede ponerse desde una sola carilla o toda la dentadura. Aunque lo más habitual es que se coloquen en el frente anterior que es el que queda visible al sonreír.
Tipos de carillas dentales
Por lo general las carillas pueden ser de dos tipos en función del material que se prefiera.
Carillas de resina o composite
El composite es un material sintético, el mismo que se emplea en los empastes. Normalmente las realiza el propio dentista nuestro centro. A la hora de colocarla hay que preparar el diente fresando la superficie y realizando un grabado ácido para que la carilla quede bien fijada. Pueden colocarse una o dos por sesión y a veces es necesario el uso de anestesia. Pueden durar entre 5 y 10 años
Carillas de cerámica
Normalmente es un laboratorio dental quien las hace a partir del molde de nuestros dientes que les mandan desde nuestra clínica. Se pueden colocar varias sin problema en una sesión y no es necesario el empleo de anestesia. Su precio es más elevado que el de las carillas de resina, pero eso sí, son algo más duraderas, entre 10 y 15 años.
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